miércoles, 26 de diciembre de 2007

La última y nos vamos… ¿a dónde?



Por: Alberto Zúñiga Rodríguez / betursus@yahoo.com.mx

Mañana es el último día del 2007 y aguardaremos hasta el último segundo para despedir este año que ha albergado una gran cantidad de eventos fílmicos entrañables, decesos lamentables, películas que quedarán para la posteridad y conmemoraciones históricas que mantienen nuestro cinematógrafo neuronal vivo y trabajando.
Esta celebración es muy peculiar porque el año nuevo arroja sensaciones y temperamentos muy extraños en cada uno de nosotros, pareciera como si de un día a otro se abriera una nostálgica barrera espacio-temporal (con una típica luz incandescente que los separara), donde “todo” necesariamente tiene que cambiar o, al menos, contabilizarse o dividirse entre “lo bueno y lo malo”… De esta forma, el 31 de diciembre se convierte entonces en un punto final y el 1° de enero en la esperanza o la incertidumbre misma, como si nos enfrentáramos a un acto de magia o una situación limítrofe que colinda con el fin de la vida o el inicio de la misma… Bajo este esquema mental de autosugestión (anual) nos enfocamos en crear metas y propósitos nuevos, solicitamos mejores películas, anhelamos mejores empleos y menos impuestos que pagar. Insisto, como si todo ocurriera al azar o deviniera a causa de situaciones de naturaleza extraña. Olvidamos que se trata de un día más.
El año nuevo, por consecuencia, es una especie de parte aguas o el instante de reflexión que para en seco nuestro automatismo cotidiano. Pero más allá de esa introspección personal, es un buen pretexto para reencontrarnos con nuestra familia, para recordar a los ausentes y compartir la mesa o por qué no, ver una movie. Digamos pues que el 31 de diciembre es una forma simbólica de detener el continium de la vida...
Así el 2007 (es decir, mañana a las 11:59, como cualquier otro día) se llevará consigo el año del centenario del nacimiento de Frida Kahlo, los cincuenta años en que la tierra se tragó la voz de Pedro Infante, o el día en que Diego Rivera colgó su pincel para siempre…
Ese último segundo de este año sepultará también el 40° aniversario del condenable asesinato de Ernesto “Che” Guevara y la muerte de la sex simbol Jayne Mansfield (la que en 1963 se atrevió a desnudarse completamente en Promises! Promises! de King Donovan)… Y si seguimos contabilizando lo que este año dejará atrás, también aparecerán a cuadro los 30 años del lanzamiento en salas de Star Wars (que en su momento celebramos desde esta butaca) y la cinta ícono de la música disco, Saturday Night Fever (John Badham), que se empeñó en reflejar a la juventud neoliberal de los setentas que buscaba el fin de semana para desahogar o ahogar su hastío y frustraciones (nada distante a nuestros días). Hace 30 años igualmente la ópera perdió a su voz consentida, María Callas, y que “el rey” Elvis Presley dejó a sus súbditos. Pero lo que sin duda alguna nos atañe al presente de los amantes del séptimo arte y ya hoy es pasado, son las dos vidas de directores célebres que el 2007 nos ha arrancado definitivamente y en el mismo día: el italiano Michelangelo Antonioni (Blow Up, Desierto Rojo, Zabriskie Point) y el maestro de maestros, el sueco Igmar Bergman (Persona, La Flauta Mágica, Sonata de Otoño, Gritos y Susurros, Fanny y Alexander). Que en paz descansen.



(El gran maestro Ernst Igmar Bergman, fallecido en este 2007. QnPD, Comandante en Jefe)

El fin de año o dejar atrás 365 días representa la nostalgia por la vida misma, como en la cinta que su servidor considera la mejor de este dos mil siete, 4 meses, 3 semanas y 2 días (4 luni, 3 saptamani si 2 zile) del rumano Cristian Mungiu; o lo que hemos dejado de ser y nos hemos perdido de vivir, como le sucede a Laura (Belén Rueda) en El Orfanato, producida por Guillermo del Toro y dirigida por Juan Antonio Bayona; las canas en el pelo de un padre agobiado (Ricardo Darín) por la ambigüedad genital que sufre su hij@ Alex, en XXY de la brutal directora argentina Lucía Puenzo; la esperanza de un futuro promisorio en cartelera, comandado por Luz Silenciosa de Carlos Reygadas, seguido por No Country For Old Man de los hermanos Cohen y escoltado por Into the Wild de Sean Penn; los regresos de los grandes con Inland Empire de David Lynch y Sweeney Todd, el Barbero Demoniaco de la Calle Fleet de Tim Burton; la simpatía de una rata chef en Ratatouille de Brad Bird o el suspenso de un asesino serial como David Fincher lo rebeló en Zodiac; lo desconocido de un Julian Schnabel en La Scaphandre et le Papillon o la complicidad de la amistad en Reing Over Me, con un sorprendente Adam Sandler dirigido por Mike Binder; lo jodido del sistema de salud norteamericano documentado en Sicko por el polémico Michael Moore, contrastándolo con lo efectivo de la salud pública en un país como Cuba o sus otros vecinos, Canadá; lo que nos queda de tarea: El Asesinato de Jesse James por el Cobarde Robert Ford de Andrew Dominio… En fin, este 2007 fue para ustedes lo que hayan decidido para él y el 2008 será lo que se propongan, pero recuerden que nada es gratuito, ni por gracia de ningún divino. Así que, a luchar contra nuestros miedos para alcanzar nuestras metas, disfrutar de la vida y sigamos viendo mucho cinema ad finitum. Bienvenido seas 2008.


Texto publicado el domingo 30 de Diciembre de 2007, en la columna semanal de cine Butaca Sinestésica RKO 281, del suplemento de cultura Letras de Cambio, del periódico Cambio de Michoacán.

martes, 18 de diciembre de 2007

December Boys (Maps, Sparks, Spit y Misty)

Por: Alberto Zúñiga Rodríguez / betursus@yahoo.com.mx

Seguramente el título de esta columna no les suene a ninguna cinta célebre decembrina en cartelera o lanzada últimamente en DVD y es que en verdad, no es para menos. Seguimos recibiendo nombres de películas según el aberrante criterio de un hombre o mujer que sienta tras una computadora, a pensar de qué manera puede partirle su madre a una oración o palabra que todo un equipo de producción, un guionista, o un director, o un productor decidió tras un vigoroso esfuerzo mental para darle el nombre más adecuado a su obra. Es cierto que sobre este tema ya hemos departido en este mismo espacio lo suficiente, y que hemos expuesto los motivos por los cuales se les cambian los títulos a las películas en cada país, de acuerdo a un orden de mercadotecnia que puede ser atractivo para un público específico, o que estos procedimientos responden a diversos criterios de contrato que firma el productor ejecutivo (titular indiscutible de los derechos de explotación económica de una obra fílmica) con cada distribuidor geográfico (1) pero sea como sea, dichos títulos no dejan de ser, en casi todas las ocasiones, ridículos y un verdadero insulto para la cinta en cuestión y por qué no, para nosotros como espectadores.
Esta vez nos referimos a la sosa y estúpidamente apodada, titulada o como quiera llamarle usted respetable lector: Un verano para toda la vida (December Boys, 2007), del director australiano Rod Hardy, a quien se le conoce más por su trabajo en series televisivas que por su paso por la pantalla grande. Simple y llanamente hay que admitir que con esta frase evidencian, develan, descubren o hasta cierto punto, demeritan, lo que será la película en sí misma. En efecto, estamos ante un relato sobre algo que les ocurre a unos púberes y que cambiará su vida para siempre. ¡Bravo! Así, ni ganas de entrar a la sala a verla y menos bajo ese póster publicitario que tiene en primer plano al feliz maguito británico (a.k.a Harry Potter o mejor conocido en vida “mundana” como Daniel Radcliffe). Afortunadamente para su servidor, la relación con esta producción fue a través del disco digital versátil (DVD) y en la completa comodidad de casa. Debo confesar que no tuve oportunidad de verla en la selección oficial del 5° Festival Internacional de Cine de Morelia, por lo cual el percibirla en un estante me atrajo sutil y ferozmente. Así que me ahorré la pena de leer el acaso no menos ridículo eslogan publicitario (tagline) de algo como: Después de ese verano, nada volvería a ser igual. Mejor aún, cuando adquirí el disco, no me percaté del protagonismo de Radcliffe (ya está muy crecidito el escuincle) sino de la sinopsis que pintaba para una película más o menos decente, basada en la novela del escritor neocelandés Michael Noonan, bajo la adaptación de Marc Rosenberg: Cuatro huérfanos australianos salen del orfanato católico donde viven para pasar unas vacaciones de verano en una aldea cercana al mar, junto a una pareja de ancianos que han decido recibirlos durante un tiempo. Ese viaje ha sido su regalo de cumpleaños por haber nacido en diciembre(2), motivo por el cual les apodan los “December Boys” (aquí la clave del título) y nos da cuenta que entre estos figura algo más que una amistad que aquí se pondrá a prueba cuando Misty (el más pequeño y de gafas), descubre por accidente que una joven pareja de vecinos está dispuesta a adoptar a uno de ellos. Esta situación será entonces el motivo que confronte a los chicos, ya que cada uno lucha por ser adoptado y la envidiable oportunidad de tener una familia. A la par de esta disputa, se mezcla una historia de amor adolescente entre el más grande de los protagonistas, Maps (Radcliffe) y Lucy (Teresa Palmer), otra adolescente que aparece por ahí como huésped temporal de la aldea.

De esto básicamente trata December Boys, película ubicada temporalmente en los sesentas, con una maravillosa fotografía de paisaje, cuyo guión recurre al esquema narrativo propio de temáticas dramático-romanticoides, donde uno de los protagonistas narra en primera persona la historia como una anécdota de su vida y que en algún momento (normalmente al final) aparecerá a cuadro. Aquí será el propio Misty (Lee Cormie) quien tenga esta función y lo haga a una edad avanzada.
Muy a pesar de la evidente linealidad del argumento, en este filme también resalta el desenlace final en calidad de grata y moderada sorpresa, como también las actuaciones agraciadas de los protagonistas y la astucia del guionista que nos obsequia un texto decidido en comedia, nostalgia y una historia nada desdeñable. Para nuestra mala fortuna, además del título traducido, December Boys sólo estuvo en cartelera una o dos semanas debido al poco apoyo que recibió por parte de su estudio (Warner Bros) y la clasificación PG-13 que le asignaron. Por ello, qué mejor que borrarla rápido del alcance de la masa, para no contrarrestar el éxito y la imagen del adolescente titular de la saga de Jk Rowling (que aunque en ambos papeles es huérfano, vende más como mago, que como adolescente calenturiento).

NOTAS:
(1) Una película puede tener varios distribuidores en el mundo, con condiciones muy distintas de contrato para cada uno.
(2)El verano en Australia va de diciembre a febrero.
Texto publicado el domingo 23 de Diciembre de 2007, en la columna semanal de cine Butaca Sinestésica RKO 281, del suplemento de cultura Letras de Cambio, del periódico Cambio de Michoacán.

martes, 11 de diciembre de 2007

Un viaje a través del Universo de Vietnam y The Beatles

Por: Alberto Zúñiga Rodríguez / betursus@yahoo.com.mx

El cine como disciplina artística o acto de comunicación pretende arrancar sentimientos a partir de su lectura en una sala. De eso no hay duda. Sigo creyendo que quien hace una película parte de un universo que desea compartir con el espectador, adentrándolo en él, haciéndolo verosímil, empatándolo con sus personajes y situaciones, o en todo caso, convirtiéndolo en cómplice de su ficción (como diría el propio director mexicano Arturo Ripstein, hasta él hace cintas para que sean disfrutadas). Por tanto, la comprensión de las imágenes y la emoción que provocan van en función de un profundo análisis de aspectos tan divergentes y opuestos como el lenguaje (sea cual sea), la interpretación de los actores, el humor del espectador de ese día, la fotografía, las condiciones de acústica y de exhibición en el recinto, el montaje, la música y demás elementos que conforman una percepción audiovisual que se reduce o decodifica al “simple” acto de sentir o como comúnmente lo denominamos: ver. Aunado a estas variables, el factor edad representa otro componente definitorio que en algunos casos está a favor o en contra de una cinta. Aterrizando en esto último, este es el caso de la reciente producción de la directora Julie Taymor, A través del Universo (Across the Universe, 2007), que según como se mire puede resultar prodigiosa y una verdadera obra cleptómana de sensaciones o meramente un filme que se remonta a los sesentas con música de Los Beatles, metidos con calzador en un guión, para narrar una historia de amor juvenil con la guerra de Vietnam como fondo dramático. De esas conclusiones, tampoco hay duda.
La proyección comienza con Jude (Jim Sturgess), un joven obrero británico que sentado en la playa al atardecer, nos sentencia sobre la posibilidad de volver a ver, o no, a Lucy (Evan Rachel Wood); una jovencita provinciana espectacular, pudiente y de quien resulta difícil no enamorarse, según sus propias palabras. La escena siguiente nos muestra un montaje paralelo entre el tópico sesentero de los bailes universitarios gringos (que hemos visto hasta el aburrimiento) y un antro underground británico para chicos “rockeros”, que con una combinación de planos entre un sitio y otro, los asistentes nos entonan la primera canción de 34 tracks míticos del cuarteto de Liverpool que más tarde escucharemos en sus más variados estilos e interpretaciones. No recuerdo el título de ese corte musical pero el advenimiento de este género en la cinta resulta inevitable. Al finalizar las respectivas fiestas trasatlánticas, nos encontramos ante dos parejas que se despiden y que encausan la acción a lo que será su directriz narrativa: Jude sale de Liverpool para buscar en Nueva York a su padre, a quien por supuesto jamás ha conocido y Lucy comienza a vivir la nostalgia de perder a su novio a causa de la guerra en Vietnam (que lógicamente morirá y que más tarde le conmoverá para convertirse en una militante de movimientos antibelicistas). Nada extraordinario hasta ahora. Por azares del destino imaginario de los guionistas (Ian La Frenais y Dick Clement) estos dos personajes se conocerán a través de Max Carrigan, el hermano mayor de Lucy, quien estudia en la universidad de Columbia, donde trabaja el papá de Jude; con estos tres ingredientes, la película aparentemente detonará en una historia de amor juvenil neoyorkina sin mayores atavíos que la excelente voz de los personajes; pero atención, quizá ya deban suponer a estas alturas que en algún momento Jude y Lucy se separan, que Max va a la guerra y el resto de la confrontación-resolución, mmm… lo puedan adivinar… y que como dijo John Lenon y se usa como eslogan publicitario: All you need is love.

(Fotograma de la Cinta Across the Universe, de Julie Taymor)

De A través del Universo se desprenden la denuncia sobre la guerra de Vietnam (trivial de alguna forma) y sutilmente la de Irak, el mensaje de paz y amor enmarcado en el universo beatle y el esfuerzo por “regalarnos” una historia reconfortante que rescata de la memoria (como si no lo hubieran hecho ya los gringos en los últimos 20 años) los movimientos juveniles antibélicos, los contraculturales y obvio, los musicales. Recordemos que no sólo el de los británicos está presente, sino otros propios como el de Jimmy Hendrix y Janis Joplin, que también tendrán su referente en dos personajes claves de la cinta: Jojo y Sadie, respectivamente. Para ahondar en estas “virtudes” (con comillas o sin ellas, ustedes decidirán), la directora de cintas como Frida (2002) o Titus (1999), echa mano de una puesta en escena coreográfica permanente, plagada de influencias plásticas que recurren a principios del surrealismo o impresionismo, y por supuesto, de otras obras fílmicas, que se delinean en las secuencias psicodélicas donde hacen su aparición especial Bono o Salma Hayek y que nos recuerdan necesariamente a una Pink Floyd The Wall (1982) de Alan Parker. Sí, Forrest Gump (Robert Zemeckis, 1994) también está presente, pero no es un musical. Veredicto final: que la vean quienes nacieron en los 60´s o disfrutan recordando de las canciones de Los Beatles porque la historia por sí misma, no es un viaje sorprendente (salvo algunas escenas muy específicas)...

Post data para este post (ventaja de leer on line y no en papel):
1. La directora defendió su corte final ante los ejecutivos de Estudios Revolution, quienes aseguraban que la película estaría destinada a la quiebra total y sería una especie de vergüenza para el estudio. Respuesta: Según el periódico Los Angeles Times el musical ha tenido un éxito rotundo en las nuevas generaciones, que al menos en California registran datos increíbles en su taquilla.
2. Dato preciso: El estudio tan sólo por las 34 canciones pagó 10 millones de dólares en derechos.
3. Julie Taymor también ha afirmado en varias entrevistas que estuvo tentada a ponerle como título "All you need is love", ya que ha estado en contacto con lo más profundo de su ser y esa frase es la conclusión a la que ha llegado, pero correría el riesgo de trivializarse. ¿Ustedes qué creen?
4. Por la cultura de drogas que presenta la cinta la catalogaron como PG-13 y su estreno oficial fue en Septiembre de esta año.
5. Sitio oficial: http://www.acrosstheuniverse.com/

Texto publicado el domingo 16 de Diciembre de 2007, en la columna semanal de cine Butaca Sinestésica RKO 281, del suplemento de cultura Letras de Cambio, del periódico Cambio de Michoacán.

martes, 4 de diciembre de 2007

Malos hábitos (escondidos en el fashion way of life y la fe religiosa)

Por: Alberto Zúñiga Rodríguez / betursus@yahoo.com.mx

I. A los gordos nos los quiere nadie…lo hago por tu bien.
La industria de la moda y la publicidad ha convertido la bulimia y la anorexia en un terrible mal de nuestros días, o propio de los estereotipos que promueven en sus diversos productos. Es deprimente leer en los diarios –con mayor frecuencia- que un alto porcentaje de modelos y jovencitas menores de 18 años son víctimas de estas enfermedades que crecen diariamente entre la población mundial femenina. Y es que no es para menos. El “ideal” de mujer atractiva o de moda, ha luchado por escatimar su peso o parecerse menos que un cadáver; el antiguo 90-60-90 se ha acotado o propuesto pesar menos de 40 kilos y mostrar los huesos cubiertos por una finísima capa de pellejo. Preocupado y vinculado de alguna forma con esta problemática actual, el cineasta, publicista y productor Simón Bross (Distrito Federal, 1960) decidió realizar una cinta que tuviera como centro argumental estos desórdenes alimenticios que cada día cobran más adeptos: Malos Hábitos (2007). Tres historias de tres mujeres que se hilvanan bajo un suculento diseño de arte y una fotografía exquisita, donde las protagonistas Elena, su hija Linda, y la tía de esta última, la monja Matilde, viven obstinadas con dejar de comer, claro, por diferentes razones. De esta trama, subyacen otras dos. Por una parte, la del esposo de Elena, Gustavo, un arquitecto y profesor universitario que precisamente vive un romance con una alumna suya peruana, definitivamente más carnosa (gordibuena) que su cónyuge y por otro, la de otra monja cómplice de Matilde, pero con el mal contrario al de ella: la gula.

(Poster de la Película Malos Hábitos de Simón Bross, 2007)

II. Uno deja de comer porque está muy lleno o muy vacío…
Simón Bross realizó esta ópera prima precisamente después de librar una batalla personal contra el cáncer y bajo una propuesta muy neta, de la cual logró configurar un portentoso guión (junto a Ernesto Anaya) que cuenta con un diseño de escenas singular en su estructura. Cada detalle está al servicio de la narración y la dirección de actores dota al texto de una naturalidad envidiable en su interpretación. Así, en esta cinta –representante de México en el 60 aniversario de Cannes, ganadora en Guadalajara como mejor película y laureada en otros festivales- descubrimos que Elena, una entrañable villana representada por Elena de Haro, es una mujer obstinada con su peso y para su mala fortuna parió a una niña obesa en quien deposita sus frustraciones y desvaríos. Es tanta su patología por el peso y la apariencia física, que ha decidido someter a Linda a distintas dietas ridículas y tratamientos médicos, sin importarle lo que deba hacer (como recortarle un intestino). Por su parte, Matilde (Ximena Ayala, quien fuera protagonista de Perfume de Violetas de 2002) después de terminar su carrera de médico, decide tomar los hábitos y convertirse en monja, a pesar de la reticencia de su familia entera. Su relación con la anorexia se da por un acto de fe, ya que según ella, ayunando puede ayudar a curar personas o permitir que efectos meteorólogos adversos como la lluvia (que está presente en el 98% del metraje) cese y damnifique a menos personas.
Sin sobresaltos en pantalla, pero sin una historia lineal, el argumento de Malos Hábitos se urde como un delicado platillo fino, que escapa del cliché y se sirve como un delicioso digestivo que jamás dialoga directamente con el tema de la anorexia como tal, es más, su presencia es permanente pero sin nombre y apellido: es exquisitamente situacional. No hubo necesidad de mencionarla, sino vivirla en la historia de cada personaje. Quizá su mayor acierto. Conclusión: Malos Hábitos es una magnífica producción que vomita contra la anorexia y los estereotipos físicos, que tiene un par de escenas de la monja que pudieron eliminarse, pero que también descubre que los jugos gástricos en los baños femeninos destruyen los drenajes… Por lo tanto, corra a verla, recomiéndela o lleve a alguien que pudiera ayudarle.

III. El buen hábito por el cine mexicano.
Simón Bross es un cineasta maduro y se nota en la manufactura de su película. Como productor y amigo ha apoyado a directores en sus inicios, como los emblemáticos tres amigos (Cuarón, Iñárritu o Del Toro), Carlos Marcovich y algunos otros que intentan desempeñarse en este arte. Por tal motivo, el Festival Internacional de Cine de Morelia lo homenajeó en su última edición por su trayectoria profesional y solidaria.



Más sobre el director: http://www.imdb.com/name/nm0112506/
Texto publicado el domingo 9 de Diciembre de 2007, en la columna semanal de cine Butaca Sinestésica RKO 281, del suplemento de cultura Letras de Cambio, del periódico Cambio de Michoacán.

El Fraude ¿censurado?

Por: Alberto Zúñiga Rodríguez / betursus@yahoo.com.mx

El escándalo mediático que rodea la última producción documental de Luis Mandoki (Distrito Federal, 1954), Fraude México 2006, le ha permitido rebasar las limitantes comerciales propias del género. Su permanencia en salas comerciales por más de dos semanas ha dado muestra de la proximidad que transmite su narración (muy visceral, por cierto) y el interés de un público poco habituado a cintas que lo confronten con su realidad inmediata (las elecciones presidenciales del año pasado en nuestro país). Sin embargo, la temática no ha sido el único motor que ha permitido que la gente acuda al llamado del realizador de cintas como Gaby, una historia verdadera (1987), Voces Inocentes (2004) y Cuando un hombre ama a una mujer (1994), quien dice que esta producción no es únicamente de su manufactura, sino de una gran cantidad (millones) de mexicanos que con sus cámaras de video y fotográficas, teléfonos celulares y otros artilugios tecnológicos se encargaron de nutrir o documentar el metraje de 110 minutos de duración. De hecho su aportación fue a más, ya que la colaboración no sólo se limitó en este sentido sino en términos económicos, que a través de donativos permitieron que Fraude México 2006 se pudiera terminar en su fase de postproducción y saliera con más de 200 copias para exhibición. Otro hecho inaudito en el país para un documental mexicano.
Pero todo esto no debe sorprendernos tampoco del todo, ya que la resonancia o el eco del documental viene a raíz de la supuesta campaña de censura que, meses antes, orquestaron en su contra –según el propio Mandoki y su productor Federico Arreola- empresas como Warner o Televisa (a través de su distribuidora de video casero) quienes se negaron a distribuirla. Esto un tanto lógico si analizamos el target al cual se dirigen estos entes cinematográficos. A este supuesto “complot” también se unieron algunas radiodifusoras de algunos estados del país (sí, hubo unas michoacanas), quienes a unas semanas de su exhibición (16 de noviembre), bajo un contrato comercial firmado no transmitieron los spots pactados para su promoción o difusión. Otros incidentes en las cadenas de exhibición (funciones canceladas, trailers sin proyección en salas, falta de posters en las marquesinas, maltrato del personal del cine a los asistentes, etcétera) han sumado la larga lista de obstáculos que Contraviento Films ha tenido que desdeñar para su proyección.

(Poster de la Cinta Fraude México 2006, de Luis Mandoki 2006)

En lo referente a lo estructural y lo dramático-narrativo, y en honor al rigor y análisis cinematográfico, Fraude México 2006 cojea en gran medida al centrar su línea argumental sobre una enorme entrevista al entonces candidato a la presidencia, Andrés Manuel López Obrador, quien a manera de cronista, da un recuento de toda la faena que se originó en su contra desde que era jefe del gobierno del Distrito Federal hasta llegar a la candidatura, pasando también por algunos datos históricos que van desde la independencia hasta el otro fraude, el del 88. Esta cuestión pone de relieve un contrapeso nulo en la historia y un excesivo protagonismo del actor político, demeritando así el resto de la investigación o relegándolo a un subplot (subtema) un tanto secundario. Por eso, no resultan extrañas las críticas que se han empeñado en adjetivar algunos acérrimos fustigadores, que la establecen como una especie de narración apologética en favor a este candidato (recordemos que previo a los comicios, Mandoki realizó el documental titulado ¿Quién es el señor López?). En otro frente, se echa de menos la opinión de la contraparte que lógicamente jamás aparecería en escena, como los expresidentes Salinas de Gortari y Fox Quesada, el secretario general del IFE, Luis Carlos Ugalde o el actual mandatario, Felipe Calderón, cuyas apariciones se limitan al favor de la Crestomatía. No obstante su ausencia, el documental cuenta con un par de piezas importantes (quizá medulares y las más loables) que lo dotan de naturalidad y fuerza fílmica: por un lado la participación de la gente con sus ojos videográficos y por otro, el proponer una visión global de un hecho que jamás nos han presentado, ni presentarán, las cadenas televisivas en señal abierta.
Aunque lo fidedigno de los datos se limite en ocasiones al testimonio del protagonista o algunos documentos o que el autor presenta dos bandos para empatar, Fraude México 2006, tiene como virtud algo que hacía mucho tiempo no apreciaba en la oscuridad de una placentera sala de cine y me refiero al hecho de la interacción “en vivo” de los asistentes con la pantalla (como cuando los hermanos Lumière presentaron el cinematógrafo). Hubo quienes aplaudían, lloraban o quienes le gritaban “mentiroso” a Fox cuando aparecía a cuadro, es decir, sentir la proyección como una realidad tangible. Sea como sea, esta cinta hay que verla independientemente de nuestras convicciones políticas y como un mero ejercicio informativo alternativo. Total, para opinar hay que conocer las dos caras de la moneda.

Texto publicado el domingo 2 de Diciembre de 2007, en la columna semanal de cine Butaca Sinestésica RKO 281, del suplemento de cultura Letras de Cambio, del periódico Cambio de Michoacán.

Página web de la película: http://www.contraelvientofilms.com/
Más datos sobre el director: http://www.imdb.com/name/nm0001502/

martes, 13 de noviembre de 2007

Leones por Corderos, corazones destrozados y el periodismo ante el terrorismo

Por: Alberto Zúñiga Rodríguez / betursus@yahoo.com.mx

La primera “guerra” que me tocó presenciar desde la trinchera mediática fue cuando Estados Unidos invadió Irak y todo el mundo (con caja estúpida en casa) pudimos ser testigos oculares de esa desdicha. Las imágenes que se transmitían en tiempo real resultaban confusas o con una tilde deseada de irrealidad: ¡Era casi imposible que esas escenas fueran innegables, que no formaran parte de una película o que tales bombardeos estuvieran sucediendo frente a ti!
Desde entonces la presencia del periodismo de guerra (yankee, hay que aclararlo) se ha convertido en una función espectacular sin precedentes, como una especie de reality show permanente. En especial el que patrocina CNN o cadenas de ese tipo, que ultrajan al espectador haciéndole creer que todo marcha sin problemas para el país agresor y que los marines cumplen con su cometido de exterminar del mundo el terrorismo (so pretexto para justificar su ambición petrolera, como en la primera invasión al país árabe). Sobre este tema en particular, pero con una efusiva crítica hacia la invasión de Afganistán, la última cinta de Robert Redford, Leones por Corderos (Lions for Lambs, 2007), nos invita a recapacitar sobre una serie de tópicos que requieren justificación únicamente para los gringos, ya que al resto del globo terráqueo le queda claro que sus guerras no son más que un pretexto para reactivar su economía que pierde terreno frente a países asiáticos o una Unión Europea que cada día blinda su moneda y potencial financiero. Protagonizada por Meryl Streep, el propio director, Redford, y un inverosímil e insustancial Tom Cruise, en el metraje de esta producción encontramos diálogos que se refrendan como en una especie de transmisión oral o legado de producciones como Nacido el 4 de Julio (Born on the Fourth of July, 1989) del polémico Oliver Stone, donde el turno para la crítica lo ocupaba en aquel entonces Vietman.
Leones por Corderos evidencia el descaro mediático con el que Estados Unidos justifica ante el mundo la violencia que ha ejercido contra países árabes después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 (otro hecho también lamentable). Por supuesto, con su papel de superhéroes imbatibles.

(Fotograma de la cinta Leones por Corderos, de Roberto Redford)

Con un guión inteligente a cargo de Matthew Michael Carnahan y unas imágenes admirablemente certificadas por el ojo de Philippe Rousselot, en esta producción viajamos por un triángulo situacional que nos vincula con un par de jóvenes estudiantes que decidieron reclutarse en la guerra contra el terrorismo y cuyas vidas penden de un hilo en las montañas de Afganistán, un profesor universitario idealista (Redford) que intenta cambiar la forma de pensar de sus alumnos más sobresalientes (¿acaso no es otro tópico del cine gabacho?) y un senador (Cruise) que debate con una periodista (Streep) el papel de su gobierno ante la guerra y la función de los medios de comunicación para legitimarla, en especial, en el cual ella ejerce: la televisión.
Con una cinta como esta, no descubrimos nada nuevo y por el contrario, ratificamos lo que ya sabemos: la falta de compromiso por la verdad periodística de cadenas televisivas norteamericanas, que se presumen objetivas y comprometidas con la verdad, como reza el lugar común desgastado y nefasto. Medianamente recomendable la conclusión.
Por otro lado, si queremos imbuirnos en una cinta pasmosa, que aborda también las consecuencias de la invasión de Estados Unidos a Afganistán, en tema de periodismo de guerra, dejemos trabajar nuestra persistencia retiniana en las imágenes que propone Michael Winterbottom en su más reciente docuficción (género que mezcla el documental con la ficción) basado en la trágica historia real de la periodista francesa Mariane Pearl, cuyo esposo, el también periodista norteamericano, Daniel Pearl del Wall Street Journal, fuera asesinado por radicales islamistas en enero de 2002 en Pakistán.
Con una cámara que se hace presente todo el tiempo como un personaje más y en la lejanía, Todo Corazón (A Mighty Heart, 2007) nos conduce por los angustiosos días que sufrió esta mujer, (formidable e inesperadamente interpretada por Angelina Jolie), quien para su mala fortuna en ese momento, claro está, esperaba en su vientre un bebé.
Aunque se trata de una producción cuyo desenlace conocemos desde el primer fotograma y nos enfrentamos a un evento trágico muy difundido por la prensa de todo el mundo, no deja de afectar y perturbar la simple idea de que este asesinato haya sido grabado en video e inmediatamente puesto on-line, es decir, propagado por la internet. Sorprende gratamente pues, que el punto de resolución de la historia no se base en este elemento y recaiga en una estrategia amarillista o morbosa para denostar una virtud del relato. Por fortuna el guionista, John Orloff, enfundó sus esfuerzos en escenas que demuestran la sensación de estar en los zapatos de Pearl y la manera tan sensata de enfrentar este problema a pesar de su gravedad, acentuándolo con el recurso del flashback.
Todo Corazón
es una película muy fuerte, que deja impune el recuerdo de escenas específicas que pudieran papalotear por el cerebro, pero que sí se incrusta en el supuesto que implica la gravedad y el riesgo que representa el desempeñarse como un periodista de guerra (tal cual lo hiciera ya el propio director diez años antes, en otro de sus filmes emblemáticos Bienvenido a Sarajevo de 1997). Quizá esas dosis de realidad y mensaje son las principales características de la película y de algún perfil del autor británico, quien se nota profundamente conmocionado por sucesos de esta naturaleza bélica y los derivados del 11-S. No vayamos tan lejos, el año anterior precisamente, con Camino a Guantánamo (The Road to Guantánamo, 2006) Winterbottom narra la odisea terrible que vivieron 3 británicos de origen árabe, quienes después de asistir a una boda fueron capturados por las fuerzas aliadas para derrocar al régimen talibán y sometidos a tres años de cárcel en la base norteamericana de Guantánamo, para después liberarlos sin cargo alguno.
Por otro lado, también es necesario urdir que en Todo Corazón caben múltiples lecturas sobre el uso audiovisual del director, que raramente hace primeros planos de los actores, pero que sin miramiento alguno utiliza una maquinaria eficaz para denunciar sutilmente las caras del terrorismo: por una parte, la de los extremistas islámicos y por otra, la de quienes se dicen libertadores del mundo. No hace falta que se decante por alguna de ellas o las critique con absurda rigidez (otra virtud de la cinta) como esperan algunos puristas.
La modesta fotografía que apoya al guión y no hace gala excesiva de su presencia basta también para invitarnos a sentir con profundidad este drama apoyado en hechos reales, y a convivir con una portentosa experiencia que nos aproxima en nuestros días -de una u otra forma, ni mejor, ni peor- con el cinema verité o free cinema de las décadas de los 50´s y 60´s.

(Poster de la cinta Todo Corazón de Michael Winterbottom)

Como última consideración, precisemos que aunque el director es bastante irregular en sus producciones que nada tienen que ver una con otra (como Wonderland de 1999 o 9 Orgasmos del 2004), o se haya inclinado últimamente por cintas de esta naturaleza (docudramas o docuficciones, como se le prefiera), resulta curioso saber que fue él el elegido para dirigirla y no fue Winterbottom quien eligió la historia, ya que Brad Pitt con su productora Plan B fue quien lo contrató, obviamente, con la obligada participación de su mujer en el protagónico. Pero eso es lo de menos, porque vale la pena atestiguar el énfasis de la interpretación de Jolie cuando recibe la desgarradora noticia que le arranca un grito semejante y quizá único en su carrera.



Texto publicado en dos entregas los domingo 17 y 24 de Noviembre de 2007, en la columna semanal de cine Butaca Sinestésica RKO 281, del suplemento de cultura Letras de Cambio, del periódico Cambio de Michoacán.

martes, 6 de noviembre de 2007

Un paradójico libro de guión (para guionistas de verdad)

Por: Alberto Zúñiga Rodríguez / betursus@yahoo.com.mx

Por lo regular cuando uno busca libros sobre guión cinematográfico, se encuentra con volúmenes que proponen fórmulas establecidas o incansablemente vistas en pantalla, como si escribir una película se tratara precisamente de una justa culinaria o peor aún, de una serie de pasos para redactar una historia “sin complicaciones”. Algunos más aberrantes te ofrecen, retan o invitan a ser un guionista profesional en X cantidad de meses o semanas. Lo que nos queda claro es que, hasta cierto punto, estos textos lo que proponen es involucrarnos en el proceso creativo que incluye el listado de los cuatro elementos básicos de cualquier estructura narrativa o dramática: personajes y sus acciones que ocurren en espacio y tiempo determinados. No obstante, estas guías (porque gran parte se constituye como tal) rayan en la vehemente necesidad de citar ejemplos que coartan la creatividad y enmarcan los proyectos cinematográficos a meras imitaciones malogradas.
El problema de estos libros, tipo manual de instrucciones, no recae necesariamente en que objetiven sus esfuerzos en enseñarte a ser guionista fast-track o proporcionarte trucos y tips que le han funcionado a innumerables cintas o guionistas, sino en adentrar insuficientemente en la naturaleza del relato y sus personajes, o peor aún, sin proporcionar las tablas indispensables para comprender la naturaleza del medio cinematográfico y la vinculación estrecha entre una historia que pueda ser atractiva y libre de procedimientos gastados. Está claro que no hay nada nuevo bajo el sol y que no existe ningún libro que suministre al lector o guionista, técnicas innovadoras o fórmulas secretas que garanticen el éxito de un buen relato cinematográfico (como hacen algunos best-sellers de superación personal en otro ámbito), sin embargo, lo que sí es notorio es que los problemas que se derivan del quehacer de quienes escriben historias son muy poco abordados con seriedad o puestos en una mesa de reflexión. Esto último es el objetivo que Daniel Tubau se ha propuesto dilucidar en Las Paradojas del Guionista -Reglas y Excepciones en la Práctica del Guión- (Alba Editorial, Barcelona 2006, 390 pp), que sin intenciones dogmáticas instruye sí sobre la importancia de las técnicas y el conocimiento de corrientes teóricas pero focaliza su atención sobre la importancia de la práctica y los retos que esta implica al sentarse una persona frente a su narración.
Acercarse al libro de Tubau es un verdadero placer que nos invita a descubrir que la responsabilidad de la escritura de guiones depende del rigor con el cual trabajemos día con día para ella, librando infinidad de obstáculos y sin dar concesiones o recurrir a referentes exitosos que limiten su impacto. Desde el primer apartado, El medio audiovisual, esta obra se aleja del dogmatismo que encierra este oficio y con ejemplos curiosos y muy divertidos, reflexionamos sobre las artes audiovisuales y su hábitat natural en lo referente a la ciencia del guión. En la siguiente parte, La estructura del guión, el autor cita a teóricos relevantes que cualquier guionista o aspirante a él debe conocer (Syd Field, Linda Seger, Elliot Crove, Irvin Blaker o Robert McKee) pero enfatizando que su obra busca alejarse de esas teorías magistrales y prefiere ahondar en la excepción de las normas. En el tercer apartado, como todo buen relato de tres tiempos (inicio, desarrollo y fin) Las Paradojas del Guionista profundiza en la práctica del guión y sus tropiezos habituales, como el cómo empezar a escribir, bloqueos y métodos de trabajo, la corrección del guión y una curiosa sección donde, con agudeza e inteligencia, explica el por qué el guionista es su propio enemigo. Para cerrar con broche de oro, el autor incluye un epílogo paradójico que explica la naturaleza del título y sin menoscabar su postura antidogmática, propone una serie de 38 consejos que se sirven como plato fuerte para probar la exquisita labor de escribir para cine y televisión. Devoren pues este vademécum que dicta que Decir que no se deben seguir normas es dar una y que en el cine hay que prometer pero no cumplir.



(El autor del libro Daniel Tubau)


Texto publicado el domingo 11 de Noviembre de 2007, en la columna semanal de cine Butaca Sinestésica RKO 281, del suplemento de cultura Letras de Cambio, del periódico Cambio de Michoacán.


martes, 30 de octubre de 2007

El Clavel Negro: Un héroe anónimo en el golpe de estado chileno.

Por: Alberto Zúñiga Rodríguez. / betursus@yahoo.com.mx

Ahora que estamos en el mes de revivir lo mortuorio y los recuerdos de quienes se nos han adelantado, hablemos de una obra cinematográfica destacable y que está viva en cartelera: El Clavel Negro (The Black Pimpernel, 2006). Producida por Suecia, México y Dinamarca, esta pieza nos conduce por el terrible golpe de estado que sufrió Chile en 1973, desde la óptica del embajador sueco, Harald Edelstam, fastuosamente interpretado por el versátil actor sueco Michael Nyqvist, quien cuenta con más de 50 títulos en su trayectoria profesional.
Basados en hechos reales, la pareja de directores Ulf Hultberg y Åsa Faringer logran que el espectador peregrine por estados emocionales desesperantes, fatídicos y detestables, derivado de las acciones que la milicia chilena propagó a su población y a hermanos latinoamericanos de latitudes como Uruguay, El Ecuador y Brasil, quienes tuvieron el infortunio de estar en ese país durante esa época desagradable.

(Fotograma de la cinta El Clavel Negro)

El hilo conductor de la historia teje las acciones que el embajador Edelstam emprendió para salvarle la vida a miles de chilenos y uruguayos, y la relación amorosa que lo vincula con una líder revolucionaria, Consuelo Fuentes (encarnada medianamente por una acartonada Kate del Castillo), paradójicamente hija de un importante militar que cobra notoriedad en la piel del excelente Daniel Jiménez Cacho. Aunque confesemos que este último podría ser el esposo de ella y no su padre, sin embargo, la interpretación lo salva sin duda alguna de haber sido suplido por otro intérprete de mayor edad.
En lo que refiere a la manufactura técnica, destaca en gran parte del metraje un tono rojizo de la fotografía, con planos muy cuidados en composición y acordes a las cruentas secuencias que evidencian el asesinato de miles de personas en locaciones como el estadio Nacional y la sede actual de la presidencia chilena, El Palacio de la Moneda. Ambos escenarios con un delicado diseño de arte que se mantiene bastante ad hoc al tiempo en que transcurre la película. La dirección de la cámara, por su parte, mantiene un ritmo alegórico y contrastante en cada secuencia, con algunos movimientos de grúa bellísimos y elementos recurrentes notorios (como el largo traveling que recorre las luces del estadio desde un ángulo contrapicado y casi a ras de suelo) que dotan a El Clavel Negro de una calidad irrefutable. Sin embargo, en términos estructurales de guión, saltan a la vista algunas escenas que gozan de irrealidad y trascendencia, como el falso intento de amorío del embajador con la entonces asistenta personal del presidente Allende. Pareciera que el flirteo entre ellos se incrusta en el relato como una especie de fórceps que le ayuda al espectador a concebir el por qué del título de la cinta.
Por otro lado, hay que admitir que la comparación temática con La Lista de Schlinder (1995), de Steven Spielberg, es casi automática, ya que las dos producciones versan sobre héroes anónimos y contextos horrorosos, donde la brutalidad humana ha hecho de las suyas. Si a esto le sumamos que el protagonista de El Clavel Negro tuvo contacto con estas dos realidades, el paralelo tiene mayor relevancia, ya que el mismísimo Edelstam fue un testigo vivo de la Segunda Guerra Mundial.
Como aspecto histórico, resalta en esta película la indiferencia del resto de embajadores europeos que no tomaron parte activa en el conflicto, mismos que el político sueco criticó en una entrevista que se hace presente cuando corren los créditos finales. Así pues, El Clavel Negro puede verse como un homenaje póstumo a este memorable diplomático que terminó su vida cargando un maletín con medicamentos para venta ambulante, a quien le quitaron de la diplomacia sin reconocimiento alguno, pero quien puso su vida en riesgo (desinteresadamente) a favor de preservar la de los demás. Un clavel por el recuerdo de Edelstam y su obra humanitaria. Post data, quiero pensar que los subtítulos encimados al final de la cinta es un mero error de la copia o de la distribuidora y que en otras copias se pueda apreciar la traducción de los datos que hacen evidentes las atrocidades que hizo Pinochet en su dictadura. Si no es así, qué mala técnica de censura.

Texto publicado el domingo 4 de Noviembre de 2007, en la columna semanal de cine Butaca Sinestésica RKO 281, del suplemento de cultura Letras de Cambio, del periódico Cambio de Michoacán.

martes, 23 de octubre de 2007

El mercado de Coyoacán y la nueva cinta de David Lynch

Por: Alberto Zúñiga Rodríguez / betursus@yahoo.com.mx

El surrealismo de las múltiples historias que se estrujan en un filme de Lynch, deriva en una lectura audiovisual-digestiva a posteri o en la incomprensión total de un director que se entrega sin pretensión alguna al postor que lo aguanta hasta que los créditos se derriten con su impaciencia. El contexto para ver las películas de este gringou-locou, nacido en el estado de Montana en 1946, resulta cada vez más complejo e inalcanzable para simples mortales mexicanos como nosotros, dado su lado parco y anti-comercial evidente en el tratamiento argumental o narrativo que lo caracteriza. En honor a la franqueza y el arribismo a la verdad democrática (¡já!), David Lynch ni te cuenta historias lineales y ni lo verás en cartelera por semanas enteras como al Señor de los Anillos o palomiteras como Los Declaro Marido y Larry. Sin embargo, a manera de presagio Lyncheano, podría existir la remota posibilidad de que encuentres su última película (que ganó en Venecia el año pasado el premio Mejor Película Digital) en un puesto de piratería de un mercado como el de Coyoacán en el Distrito Federal, al mediodía de un domingo de resaca, frente al olor a garnachas, pescado crudo, tostadas de pata, o imágenes de máscaras de luchadores, indigentes, muchedumbre apremiante o podredumbre de basura acumulada en algún rincón; esto último como la crítica que pone sobre la mesa cuando se refiere a la propia factoría de sueños que es Hollywood y que en esta cinta, Inland Empire, al igual que en la emblemática Mulholland Drive (2002), también destripa sin piedad alguna y sin concesiones hipócritas. Por incrédulo que parezca, ahí se puede encontrar el DVD, con subtítulos en español y por una módica cantidad de 30 pesos…

Trailer oficial de Inland Empire

De esta nueva producción se rumoraba, por los labios de su editora y compañera sentimental, Mary Sweeney, que el proyecto había comenzado como un azaroso cúmulo de imágenes que el propio Lynch había decidido grabar (no filmar) con su videocámara personal de formato Mini-Dv. Algunas escenas estaban planeadas, otras se improvisaban sobre la marcha, como el tema mismo de la película, que al parecer requiere de un enorme esfuerzo mental posterior a su vista-proyección para asimilarlo. No obstante, el resultado final versa magistralmente sobre una actriz de la meca del cine que recibe un llamado para trabajar en una cinta que se convertirá en su pesadilla. Con dosis de misterio, nos enteraremos también que esta se internará en profundos recovecos de cualquier estado de conciencia humana y que mezclara su realidad con las múltiples ficciones que Lynch tuerce tras el transcurso de la cinta. Bajo ese “esquema”, la magnífica rubia quasi-menonita Laura Dern (Yo Soy Sam, Lonely Hearts, Jurassic Park III, etc) interpreta a la actriz Nikki Grace, quien a su vez, aparecerá en el filme del filme como Susan Blue. El coprotagonista que la acompañará en esta avalancha de sinsentidos (aparentes) será el galán malencarado Devon Berk, quien dará vida en la otra cinta a Billy Side y que en ambas realidades será su amante. Como en cualquier otra producción de Lynch, los primeros diez minutos serán una mezcla de situaciones inoportunas e ininteligibles, con un diseño de arte sesentero-setentero (en formas, artefactos y colores, como en Blue-Velvet o Last Highway) y con personajes sin una aparente función esquemática para el relato y con semblantes desquiciados, pero cuando los minutos se los devora la incertidumbre, los viajes de flashback a Polonia se repiten y el suspenso nos mantiene despiertos, los sinsentidos adquieren forma y lo inexplicable se tuerce aún más para aventurarnos a los espectadores en un mar de conjeturas y replanteamientos de lo que las imágenes nos dicen y la lógica nos exige.

Laura Dern en un fotograma de la cinta Inland Empire de David Lynch.

En Inland Empire entonces, se encuentran más de tres películas que hay que decodificar y una búsqueda sagaz de significados que hay que ordenar, para finalmente quedarnos con una sensación de no haber entendido nada y haberlo visto todo (aunque se eche de menos en la fotografía la profundidad de campo y los matices en los colores que el negativo sólo nos puede dar). Días después, el universo onírico y misterioso de Lynch se vuelve menos rebelde y más tangible, para dar paso a una sensación de haberse enfrentado a una obra monumental de dimensiones experimentales exquisitas. Aunque también, por otro lado, podría seguir pensando que lo que vio fue una puta mierda.

Pd. En el mercado virtual (http://www.inlandempirecinema.com/) también puede comprar esta peli. Usted decida.

Texto publicado el domingo 28 de Octubre de 2007, en la columna semanal de cine Butaca Sinestésica RKO 281, del suplemento de cultura Letras de Cambio, del periódico Cambio de Michoacán.

martes, 16 de octubre de 2007

Órganos sexuales: XXY

Por: Alberto Zúñiga Rodríguez / betursus@yahoo.com.mx

La textura azul del grano permanece durante más de 80 minutos. A decir por la fotografía, es envidiable, con matices que bailan al compás del montaje y la delicada composición de cada cuadro (un verdadero lienzo fotográfico cadencioso). Ese azul nostálgico, ese azul oscuro y de grises que se entremezclan, el que denota tristeza y por qué no, lleva en su viento dijes de nostalgia y un mar de fondo que resuena en la brisa que escupe…
En el camino que circunda Piriápolis (Uruguay) viene en un coche Álvaro, adolescente, hijo de un cirujano plástico. En la cabaña a la que se dirige, lo espera otra adolescente, Alex (una admirable Inés Efrén). Ellos no se conocen pero sus padres son amigos de hace algunos años, aunque los de ella salieron huyendo de Buenos Aires y no precisamente por algún acto delictivo sino simplemente por la naturaleza de Alex.


Fotograma de la cinta XXY

Al primer encuentro, el flirteo es notorio entre los jóvenes. Alex ve con buenos ojos a Álvaro, quizá se ha enamorado, aunque él es feo y dientudo. Ella, que mira el mundo con unos ojos verdes pálidos de hermosura, es delgada y menor que él, quizá uno o dos años. Pero el padre de él (un perfecto médico engreído), no deja de mirar a Alex con ojos de morboso-científico. El que no soporta la visita de ellos (incluyendo la mamá de Álvaro) es el papá de Alex, que es biólogo y cuida tortugas. ¡Qué papel el del monstruo argentino Ricardo Darín!, el de Nueve Reynas, El hijo de la Novia, Luna de Avellaneda, entre muchas otras maestras de la cinematografía argentina actual.
Las madres de ellos, por su parte, no dejan de preocuparse por la guapa Alex. El misterio que la chica guarda comienza a inquietarnos. Seguro tiene alguna enfermedad, aunque han pasado 20 minutos y aún no lo sabemos. Permanecemos intrigados y el establecimiento de la acción nos conduce al momento en que Alex le pide a Álvaro que se acuesten juntos, que tengan relaciones. En otro recinto de la cabaña, los visitantes convencen a la mamá de Alex para que hable con su esposo. Es de vital importancia que se le intervenga, arguye el galeno.
A pesar del rechazo de Álvaro, la adolescente ha logrado cautivar su atención y lo seduce sin que él se de cuenta. Escenas más tarde, es el propio Álvaro quien corre desnudo por un camino boscoso y con un sentimiento profundo por Alex, pero también con miedo porque el padre de ella los ha sorprendido cuando ella le hacía el amor por la espalda. Cuando ella lo penetraba y él sin saber qué pensar, lo disfrutaba o descubría algo que iba más allá de los auriculares y su música con los que se refugia del mundo.


XXY es la cinta ganadora de la Semana Internacional de la Crítica 2007, ópera prima de una prometedora Lucía Puenzo, que nos acarrea por esta trama que involucra al espectador en una profunda reflexión sobre la difícil situación que atraviesan las personas que nacen con dos genitales, técnicamente conocidas como metahembras.
Sin concesiones en el tratamiento del tema y en su prodigiosa línea narrativa, la cinta entrelaza los inteligentes diálogos de los personajes (probablemente los más precisos, factibles y verosímiles que he visto en los últimos 5 años) con una sutil afrenta a nosotros como espectadores. ¿Qué tiene que hacer una persona XXY? ¿Decidir ser mujer, convertirse en hombre o convertirse en qué? Un discurso fílmico portentoso sobre la identidad sexual y la interminable búsqueda del orden moral, natural y la libertad de elección.
En XXY, la premura de la decisión se ve perturbada por la naturaleza que no se detiene en su crecimiento. El bello púbico, la barba y demás hormonas masculinas que persiguen a Alex naufragan a contra corriente y muy a su pesar de no tomar más medicamentos para impedirlo. En lo que refiere a su desenlace, se espera una decisión por demás maniqueísta, sin embargo, la resolución resulta asombrosa, digna de verse dos o tres veces y claro, descubrir todo lo que no se ha dicho aquí de esta cinta.



El monstruo argentino: Ricardo Darín.


Texto publicado el domingo 21 de Octubre de 2007, en la columna semanal de cine Butaca Sinestésica RKO 281, del suplemento de cultura Letras de Cambio, del periódico Cambio de Michoacán.

No hubo quinto malo. Hoy termina el 5º FICM.

Por: Alberto Zúñiga Rodríguez / betursus@yahoo.com.mx

I. Lo político
Como si se tratara de una película de suspenso, la incertidumbre respecto a la continuidad del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) fue el plano o el elemento recurrente entre los rumores de una parte importante de los asistentes a la quinta edición del festín cinematográfico. ¿Y si no gana el PRD, y si queda el PAN? –exclamaba con asombro una joven que, como muchos otros cinéfilos, pensaba en voz alta sobre el futuro y el evidente cambio de gobierno en el Estado. Sin embargo, la respuesta a estas interrogantes colectivas la dio la propia directora del festival, Daniela Michel, hace algunas semanas en conferencia de prensa. El argumento fue muy contundente: el FICM ha ido paulatinamente solventando gran parte de su economía con apoyo de la iniciativa privada y otros patrocinadores que han permitido que la aportación del gobierno estatal cada vez sea menor, lo cual le genera al festival una menor dependencia.
Como es evidente, el FICM ha trazado una trayectoria muy sólida en muy poco tiempo y con ella ha generado, edición tras edición, una fuerte derrama económica para la ciudad y el sector turístico, con lo cual, hace impensable que los gobiernos entrantes no deseen darle continuidad. Sería un tanto estúpido y políticamente incorrecto clausurarle el apoyo, ¿no lo creen?

II. La organización y los boletos
De una cosa no nos podemos quejar. La organización de este quinto FICM ha sido increíble, ya que tanto proyecciones, como eventos se han cubierto con lujo de detalle, pero muy a su pesar, el talón de Aquiles sigue siendo la venta de boletos. Las filas en taquilla han rebasado cualquier logística posible y el tiempo con antelación para asistir a las funciones también se ha incrementado. Pero esto es un tanto natural y razonable, cada día asisten más personas de la propia Morelia como del resto del país a las salas. Ni modo, aquí es como en el mercado, quien llega más temprano escoge la mejor fruta. Otro aspecto lamentable sigue siendo el difícil acceso a las salas del centro, pero de esto, mejor ni hablemos porque el primer cuadro de la ciudad resulta imposible en cualquier época del año.

III. El glamour y las celebridades
Sinceramente, esta es la parte más nefasta de asistir a un festival de cine que ha crecido en todos los horizontes posibles. Y si no lo creen, pregúntenle a los que asistieron a la gala inaugural que tuvieron que pasar 5 retenes porque el mismísimo Presi se presentó al evento. Al paso que vamos, cruzamos los dedos para que en próximas ediciones no venga un arzobispo o un cardenal, y nos urjan a confesarnos antes de entrar a las salas.
A pesar de esta faceta detestable, resulta muy gratificante escuchar y ver en persona a grandes cineastas como el inglés Stephen Frears y el francés Bernard Tavernier, quienes han dedicado su profesión a las cámaras y no aparecer fortuitamente en ellas.

IV. Lo alternativo del fest
Las proyecciones al aire libre, la sede alterna del teatro emperador de Pátzcuaro, el Cine sin Fronteras, pero sobre todo la recién creada sección Foro de cine indígena, nos brindaron la oportunidad de ver otros enfoques fílmicos alejados de esquemas comerciales y muy comprometidos con el análisis de la realidad, sobre todo, de las voces que tienen el menor poder mediático o adquisitivo económico. Salud por estas secciones a las que no asisten los grupis o fashionistas (ojalá se pusieran de moda para que asistieran).

V. Todavía tiene tiempo. Corra al cine..
Si no alcanzó ninguna de las proyecciones de esta quinta edición del FICM, aún tiene unas horas y podrá apreciar alguna de las múltiples sesiones que comienzan desde las trece horas y cierran alrededor de las 21:45 pm. Ya sea que le toque ver un largo, un documental o los ganadores de las secciones en competencia. Pero si prefiere una recomendación, vea una cinta que nos dejó impactados en esta butaca: 4 meses, 3 semanas y 2 días (4 luni, 3 saptamîni si 2 zile) del director rumano Cristian Mungiu. Disfruten lo que resta del FICM.



Fotograma de la cinta rumana 4 meses, 3 semanas, 2 días de CristianMungiu



Texto publicado el domingo 14 de Octubre de 2007, en la columna semanal de cine Butaca Sinestésica RKO 281, del suplemento de cultura Letras de Cambio, del periódico Cambio de Michoacán.

viernes, 12 de octubre de 2007

Cafeína, cortometraje de Alberto Zúñiga

El cine es un hecho colectivo desde su configuración hasta su recepción y como tal, este cortometraje es un trabajo que fue desarrollado y posible gracias al amor incondicional y labor desinteresada de las siguientes personas. A todos ellos, gracias infinitas.

(Dedicado a la memoria y descanso eterno de mi abuela Petra Pérez y el cinefotógrafo Gastón Hurtado)

Créditos/ Cafeína

Actuación
Roberto... Gustavo López
Personaje en Pantalla de DVD... Gerardo Charretón
Mesera (Julia)... Xóchitl Calderón
Extra... Yesenia Rivera

Crew
Dirección... Alberto Zúñiga
Codirección... Enrique Villegas
Asistente de Dirección... Teresa Sánchez

Ayudante de Dirección... Adrián González
Continuidad... Mónica Maya
Claqueta...Daniel Pérez


Guión... Alberto Zúñiga

Director Fotográfico y cámara... Omar Nava Pita

Producción... Jairo Flores
Alexandra Lykaris

Ayudante de Producción... Juan Flores
Asistentes de Producción... Sahid Zárraga
Liliana Ruede
Auryn Villegas

Video assist... Jorge Díaz

Director de Iluminación... Guillermo Wusterhaus

Asistente de Iluminación... Arturo "El Flama" Pacheco

Dirección de Arte... Francisco Calderón

Asistente de Arte... Armando Carreño


Música Original... Roberto Hurtado

Sonido Directo... Gerardo Charretón


Storyboard... Eduardo Saavedra

Edición... Alberto Zúñiga
Alexandra Lykaris

Post-Producción... Sinestesia

Investigación... Karla Alvarado
Lorena Márquez
Cristina García

Subtítulos y Traducción... Jesse Brasher


Making off... Fidel Martínez
Mónica Rodríguez

Cámara... Prodym

Iluminación... Universidad Latina de América

Agradecimientos Especiales
Martha Ramírez
“Sanborns” Plaza Morelia
César Sepúlveda
Rodrigo Ochoa
Lorena Zaldívar
Forja Exclusiva (por el dolly)
Solaris (por el CASTING)
Familia Zúñiga Rodríguez
Familia Ruede Alcocer

A todos nuestros amigos,
ausentes y a los que
creyeron en este proyecto
¡Gracias!

Todos los personajes y situaciones
de este cortometraje son ficticios
cualquier parecido con la realidad
es mera coincidencia

martes, 2 de octubre de 2007

Algunas conclusiones del 11º Tour de Cine Francés y el FICM nuestro (de cada año).

Por: Alberto Zúñiga Rodríguez / betursus@yahoo.com.mx

I. Comedia al estilo Hollywood.
El 11º tour de cine galo que pasó por la ciudad y terminó anteayer, estuvo dedicado casi en su totalidad al género comedia (salvo una excepción abocada al thriller: No le digas a nadie [Ne le dis a personne] de Stefan Krohmer). De esta forma, el pietaje de la selección se proyectó bajo el umbral de una curiosa mezcla que matiza entre lo romántico-dramático-cómico, bajo el elemento común y bastante recurrente de mostrar finales muy propios al cine industrial norteamericano. Claro, esta alusión hace referencia a desenlaces felices, asquerosamente trillados y arquetipos bastante predecibles. Una muestra más que el fenómeno de la globalización invade cualquier clase de cultura argumental, sea en la propia cuna del cinematógrafo, o no. A pesar de ello, en Seductor de Lujo (Quatre Étoiles) de Christian Vincent, la relación tan ruda e inteligente de los protagonistas viaja por la atmósfera perspicaz de sus diálogos que no rayan en lo estúpido (yankee) sino todo lo contrario, devienen en una comedia romántica muy sagaz; en la cinta De un día para otro (Du jour au lendemain, 2005) de Philippe Le Guay , el singular Francois Berthier, asombrosamente interpretado por Benoît Pooelvorde, demuestra que la felicidad –además de ser un estado y no una finalidad- puede aterrar en dimensiones desconocidas y por qué no, hasta sospechosas o irreverentes. Por otro lado, Juntos, nada más (Ensemble, C´est Tout) de Claude Berri, donde participa la afamada actriz Audrey Tautou (Amèlie Poulin, El Código Da Vinci), sentimos que su esquema dramático nos quedó a deber más historia y menos situaciones tan forzadas al tratar de integrar cuatro vidas inconexas y sin una directriz factible que les uniera. ¿Acaso alguien adopta a una vecina anémica así como así, sin esperar nada a cambio?...
Por muy malas o buenas que hayan sido, ya despedimos a las 7 películas francesas como una antesala de acondicionamiento cinéfilo que le brindaron la bienvenida al evento cinematográfico más esperado de esta capital michoacana y el cual comenzó con pie derecho este viernes pasado: el 5º Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM).








II. Close up: Apoyo a Realizadores Mexicanos y algunas recomendaciones.
Es indiscutible la oferta que este año nos presenta el FICM y la serie de eventos que le rodean ya como una reciente y exquisita tradición. Hay que partirse en distintos cuerpos o francamente dedicarle el 100% del día al festival para ver, al menos, una parte de las 76 producciones que estarán en competencia, de las cuales 45 son cortometrajes mexicanos, 9 michoacanos, 16 documentales y 6 largometrajes; o acudir a conferencias tan seductoras como la de mañana, 8 de Octubre, que impartirá MCO Filmworks sobre el sonido en las películas ("Chin, se me olvidó que mi peli lleva audio") a las 11 de la mañana en el Auditorio Rubén Romero (entrada gratuita). Otro aspecto que resulta bastante digno de reconocer en esta edición, es la recién creada Sección de Largometrajes Mexicanos, un bastión que, sin duda alguna, se convertirá pronto en una importante plataforma para directores mexicanos que deseen mostrar su primera o segunda película. Un punto más para el FICM.
Además de los cortos mexicanos, homenajes y otros eventos, desde butaca recomendamos considerablemente que acudan a las proyecciones de la Semana Internacional de la Crítica del Festival de Cine de Cannes 2007, con producciones premiadas como Meduzot de Etgar Keret y Shira Geffen que ganó la Cámara de Oro o XXY, de la argentina Lucía Puenzo, que obtuvo el Gran Premio de la Semana de la Crítica. Así que, si no desean ver buen cine, es porque no quieren, ya que las mejores películas de este emblemático festival estarán en nuestra ciudad. Hagan un hueco en su agenda y no dejen de consultar la amplia oferta de este año en http://www.moreliafilmfest.com/. Nunca mejor dicho, nos vemos en el cine.


Texto publicado el domingo 7 de Octubre de 2007, en la columna semanal de cine Butaca Sinestésica RKO 281, del suplemento de cultura Letras de Cambio, del periódico Cambio de Michoacán.

martes, 25 de septiembre de 2007

Por favor: ¡YA BASTA!

Por: Alberto Zúñiga Rodríguez / betursus@yahoo.com.mx


Ayer 29 de septiembre terminó el 55° Festival Internacional de Cine de San Sebastián (España), justo una semana antes pasó a mejor vida el maestro del silencio y la expresión facial, el mimo Marcel Marceau, y en nuestra ciudad se celebró del 21 al 27, el 11° tour de cine francés con películas bastante interesantes para comentar (pero este evento no ha terminado aún, reinició con una nueva sede del 28 al 4 de octubre en Cinépolis Plaza Morelia para su deleite). Cualquiera de estos temas pudo haber sido la directriz o eje central de esta columna cinematográfica semanal, sin embargo, sólo nos quedaremos con su mención porque hoy dedicaremos estas líneas a un documental que nos ha dejado bastante indignados y con muy mal sabor de boca. Nos referimos a la reciente producción del documentalista y psicoanalista afincado en Texas, Ricardo Ainslie, ¡YA BASTA! (2007), que analiza el fenómeno del secuestro en México a partir de la percepción y testimonio de algunas víctimas reales de este terrible mal que flagela a nuestro país.
Estrenado en tierras mexicanas en la pasada edición del Festival Guanajuatense Expresión en Corto, este documental se desliza entre los amargos recuerdos de quienes sufrieron y sobrevivieron la privación de su libertad, las cínicas confesiones de algunos secuestradores aprehendidos por la “justicia” mexicana, una periodista que analiza este fenómeno a partir de estadísticas y horrores de este crimen y una investigadora experta en asuntos judiciales que analiza nuestro deficiente sistema judicial. Escena tras escena, emergen de ¡YA BASTA! sensaciones de impotencia y frustración que invaden al espectador, al percatarnos de algo a lo que ya nos hemos acostumbrado en este país: la corrupción, las desigualdades económicas y sociales, las terribles inconsistencias de nuestro régimen legal, la incredulidad y desconfianza a las autoridades, la ineficiencia de las instituciones y por supuesto, el surrealismo duro y puro que protagoniza las situaciones más inverosímiles que suceden día a día en México. Por ejemplo, nos preguntamos cómo es posible que en una comunidad del estado de Morelos, en Tepoztlán concretamente, todo el pueblo sabía que una familia se dedicaba al secuestro y a la extorsión y NADIE denunciaba nada; esto según el testimonio del padre de una chica que fue asesinada después de una trifulca que se suscitó al interior de la propia banda y cuyo rescate ya se había abonado a las arcas de la banda. Este trágico caso resulta muy particular porque pone en evidencia eso que todos ya conocemos: el secuestro se ha convertido en una industria muy rentable y con vínculos entre autoridades y delincuentes como una esfera indivisible y que demuestra que cualquier persona, a cualquier hora y en cualquier sitio está expuesto a la inseguridad en este país (no sólo en la Ciudad de México)… De hecho, fue el propio señor quien desde Cancún hasta Tijuana buscó durante 2 años y medio a los ejecutores de su hija, antes que las propias autoridades de Morelos, quienes únicamente se dedicaron a darle excusas absurdas e incluso (el colmo de lo surrealista), incriminarlo a él.
A pesar de que casos como este se han vuelto tan comunes en cualquier noticiario, no deja de doler para quienes amamos profundamente este país que la realidad social, lejos de mejorar, parece ir en picada (aún más) por los desafortunados y nefastos políticos que conducen los gobiernos en todos los niveles.



Director. Ricardo Ainslie

En ¡YA BASTA!, Ricardo Ainslie maneja al secuestro en niveles desgarradores (un señor narra cómo le cercenaron 3 dedos) en contrapunto de un lenguaje audiovisual bastante sencillo, con hermosos time-lapses que articulan los diferentes testimoniales y una ligera dosis de esperanza que nos invita a creer que algunas instituciones judiciales, como la Agencia Federal de Investigaciones [AFI] intentan profesionalizarse y dar mejores resultados (dos o tres de los entrevistados fueron rescatados por la AFI). A su vez, Ainslie hace referencia a la marcha multitudinaria (sin aristas políticas evidentes) contra la violencia que se dio en Junio del 2004 en la Ciudad de México y que contrasta con la declaración del año siguiente de las Naciones Unidas donde se expone al país como el número uno en índices de secuestros cometidos, por encima de países como Colombia y Rusia.
Al parecer, esta obra producida por Karen Berstein, financiada por Matinee Productions y Rico Productions, en colaboración con Fénix Films, se podrá observar en el 5º Festival Internacional de Cine de Morelia, fuera de competencia. Si no es así o no tiene oportunidad de verla, puede encontrar más información en su sitio web (http://www.yabastalapelicula.com/), pero lo más importante, entremos en la parte activa y digamos también ¡YA BASTA!, por favor. Nuestro país nos lo reclama.


Texto publicado el domingo 30 de Septiembre de 2007, en la columna semanal de cine Butaca Sinestésica RKO 281, del suplemento de cultura Letras de Cambio, del periódico Cambio de Michoacán.

Liga de la película: www.yabastalapelicula.com
Home page del director: http://www.ricardoainslie.com
Una de las productoras: http://www.fenixfilmsaustin.com

lunes, 17 de septiembre de 2007

Sin México en cartelera o El Día del Cine Mexicano.

Por: Alberto Zúñiga Rodríguez / betursus@yahoo.com.mx

Hace algunas semanas leía en este mismo diario una nota relacionada con El Día del Cine Mexicano, que hace ya 5 años se viene celebrando en nuestro país, a través de la cadena de exhibidores Cinemark y el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE). En esta edición más de 30 películas fueron las homenajeadas con un costo de 10 pesos por boleto. Por supuesto, propuestas tan divergentes (en calidad y géneros) como Km 31, Niñas Mal, El Laberinto del Fauno, Cansada de Besar Sapos, El Búfalo de la Noche, Fuera del Cielo, Así del Precipicio, Cañitas, El Violín, Guadalupe, Cuando las Cosas Suceden, Morirse en Domingo, entre otras tantas, se proyectaron el pasado 13 de septiembre en diferentes complejos del país y los fondos obtenidos por este evento “altruista”, se destinaron directamente al programa conocido como FIDECINE (Fondo de Inversión y Estímulos al Cine Mexicano) con el afán de que nuestra agonizante industria siga obteniendo apoyo para respirar un hilo de holgura. Aunque el evento resulta muy agradable y pretende volverse una tradición que explota el espíritu nacionalista efervescente propio de este mes, no deja de arrancar severas reflexiones y críticas al sistema económico de producción en el país. Por ejemplo, ¿por qué sólo una cadena y no todos los exhibidores del país se anexan a este acontecimiento? Al menos aquí en Michoacán y en concreto en Morelia, por carecer de un Cinemark, no procedió y nuestro apoyo como estado se reserva para otra ocasión.... ¿Acaso realmente les interesa exhibir cine mexicano o no es más que otro acto ventajoso de mercadotecnia para abarrotar salas de gente que consume lo que en verdad les deja dinero: la dulcería?


Foto: Beto Zúñiga (2005) (c)

Visto desde la distancia y fríamente, este tipo de esfuerzos resultan más como gotitas de misericordia que una verdadera ayuda sólida, que evidencie un compromiso de este sector con nuestro cine. Y lo considero de este tipo porque son ellos precisamente (los exhibidores, y por supuesto, los distribuidores) quienes arriesgan muy poco capital y quienes se quedan con gran porcentaje del ingreso de taquilla (alrededor del 75 al 90% del costo del boleto, según el contrato con cada productor). Considerando que la recuperación más fuerte de la inversión de una película se da en las semanas que permanece en cartelera, según su ciclo de vida, entonces en nuestro México los productores cada vez pierden más dinero y se ven aún lejanos los años en que puedan recuperar el costo total de la inversión (ya no digamos, obtener la parte de rentabilidad). Seamos sinceros, ¿cuánto tiempo permanece una cinta mexicana en cartelera? Son escasas las excepciones que perduran ahí más de tres semanas...
Por otra parte, aunque ya se hicieron algunas reformas fiscales para beneficiar la producción nacional (en concreto, el artículo 226 de la Ley del Impuesto sobre la Renta [ISR]) e incentivar la inversión en este medio, las condiciones de exhibición siguen descuidando al productor y sin garantizarle los espacios suficientes en sala. Otro aspecto que definitivamente está pendiente en la agenda política-económica y que se debería regular si un día nuestros vecinos del norte no lo permiten o los señores legisladores se lo proponen. Mientras estas condiciones no cambien, el cine mexicano seguirá ausente de la cartelera de las salas en territorio nacional y únicamente habrá que conformarnos con ir a comprar palomitas en El Día del Cine Mexicano que organizan Cinemark e IMCINE… claro, si un día llega a Morelia.

Pd. Película recomendada en cartelera: La Educación Prohibida
(The Fine Art of Love: Mine Ha-Ha, 2005) de John Irvin.
Pd. 2. No había ninguna mexicana para recomendar.
Pd. 3. Esperemos que haya pronto alguna buena.


Columna: Butaca Sinestésica RKO 281. Publicado el Domingo 23 de Septiembre de 2007. Suplemento Letras de Cambio, del periódico Cambio de Michoacán.

martes, 11 de septiembre de 2007

El castigo divino de las viudas: Agua.

Por: Alberto Zúñiga Rodríguez. / betursus@yahoo.com.mx

Varanasi, La India, 1938. Una niña de 8 años, recientemente casada por mandato divino y las costumbres de su país, ha perdido a su esposo; de hecho, el mismo día de su boda. Ella, de nombre Chuyia, sin prácticamente haber conocido a su marido moribundo, es llevada por sus padres a una especie de asilo para viudas, cuyo destino es permanecer ahí el resto de sus días, obviamente, como también lo manda la tradición religiosa… En ese ashram para viudas, Chuyia es despojada de sus rizos hasta dejarla pelona, como un sello distintivo de su condición social y su desgracia permanente, al igual que sus compañeras de pesadumbre y de diferentes edades. Con su inocencia a cuestas, esta pequeña se rebela y cuestiona con preguntas espontáneas y actos propios de su edad, el estadio de aislamiento que viven las mujeres que le acompañan, manteniendo siempre la fe de que sus padres volverán por ella al día siguiente. Sin embargo, esto no sucederá y por el contrario, encontrará en la guapísima Kalyani (Lisa Ray), un pilar que sostendrá su equilibrio emocional y su entusiasmo por la vida.
En ese contexto histórico-fílmico, el líder pacifista Mahatma Gandhi es recientemente liberado de la cárcel e inicia su lucha revolucionaria que le permitirá a la India emanciparse de los británicos. Al igual que miles de seguidores de este personaje, un entusiasta joven de la alta casta brahman, estudiante de derecho, llamado Narayan (interpretado por el famoso actor de Bollywood*, John Abraham), espera ansiosamente que las condiciones sociales cambien en su país y no pierde la oportunidad para cuestionar su entorno.
Estas dos historias sin conexión aparente de la película Agua (Water, 2005), dirigida por la directora hindú afincada en Canadá, Deepa Mehta, encuentran una escena que las une cuando Chuyia y Kalyani conocen a la orilla del río Ganges a Narayan, quien se interesa profundamente por la acompañante de la niña y descubre la tragedia que gobierna la vida de ambas. De ese encuentro, cinematográficamente se derivará un romance que guiará el argumento de la cinta y secundará la verdadera intención de la realizadora en este filme: denunciar la terrible condición social que padecen miles de viudas de su país, como lo vivieron en la época colonial y lo siguen viviendo a causa del recalcitrante fundamentalismo hindú.


Ya entrados en la historia, también descubriremos además de una notable fotografía y una buena dirección del binomio cámara-actores, que el asilo donde estas mujeres sobreviven no es otra cosa que un burdel disfrazado y que la líder es una especie de madrota que regentea a las “reclusas” a cambio de marihuana y dinero que les de comida y sustento para “todas”. Otra hipocresía protegida por la farsa religiosa.
Por otro lado, la música y la recurrencia metafórica del agua, como algunos otros simbolismos religioso-culturales, nos sitúan ante una percepción poco occidental que delega en el montaje la misión de mostrar una media entre la barbarie y la delicadeza con la que esta directora condujo su historia, lejana a cualquier tinte amarillista que desviara la profundidad del mensaje. También brotan en Agua, aspectos que no escapan a la tradición cinematográfica de ese país, como lo son las escenas de corte semi-musical, que involucran directamente a los protagonistas en su ejecución vocal o instrumental, o su afán por mostrar un equilibrio en las situaciones más indeseables, tan intrínseco a su religión.
Para terminar con esta entrega, además de invitarle a ver lo que el hombre es capaz de hacerle a sus semejantes en nombre de un dios, sólo falta hacer de su conocimiento que este filme estuvo rodeado en su realización de amenazas de muerte, angustia y momentos de tensión, ya que en pleno segundo día de rodaje en el año 2000, la directora Deepa Mehta, se vio obligada a cancelar y replantearse el escenario por las múltiples protestas y conatos de violencia que sufrió su equipo de producción y los decorados. Así que de Varansi, tuvieron que moverse (años después) a Sri Lanka, para culminar con este proyecto tan notable que, sin duda alguna, hace una llaga en lo más profundo de la sensibilidad humana. Si es que ésta sigue existiendo.

* Bombay, Centro cinematográfico de la India.

Columna: Butaca Sinestésica RKO 281. Publicado el Domingo 16 de Septiembre de 2007. Suplemento Letras de Cambio, del periódico Cambio de Michoacán.

Más datos sobre la directora y su trilogía Fuego, Tierra y Agua: Deepa Mehta en http://www.imdb.com/name/nm0576548/