lunes, 17 de septiembre de 2007

Sin México en cartelera o El Día del Cine Mexicano.

Por: Alberto Zúñiga Rodríguez / betursus@yahoo.com.mx

Hace algunas semanas leía en este mismo diario una nota relacionada con El Día del Cine Mexicano, que hace ya 5 años se viene celebrando en nuestro país, a través de la cadena de exhibidores Cinemark y el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE). En esta edición más de 30 películas fueron las homenajeadas con un costo de 10 pesos por boleto. Por supuesto, propuestas tan divergentes (en calidad y géneros) como Km 31, Niñas Mal, El Laberinto del Fauno, Cansada de Besar Sapos, El Búfalo de la Noche, Fuera del Cielo, Así del Precipicio, Cañitas, El Violín, Guadalupe, Cuando las Cosas Suceden, Morirse en Domingo, entre otras tantas, se proyectaron el pasado 13 de septiembre en diferentes complejos del país y los fondos obtenidos por este evento “altruista”, se destinaron directamente al programa conocido como FIDECINE (Fondo de Inversión y Estímulos al Cine Mexicano) con el afán de que nuestra agonizante industria siga obteniendo apoyo para respirar un hilo de holgura. Aunque el evento resulta muy agradable y pretende volverse una tradición que explota el espíritu nacionalista efervescente propio de este mes, no deja de arrancar severas reflexiones y críticas al sistema económico de producción en el país. Por ejemplo, ¿por qué sólo una cadena y no todos los exhibidores del país se anexan a este acontecimiento? Al menos aquí en Michoacán y en concreto en Morelia, por carecer de un Cinemark, no procedió y nuestro apoyo como estado se reserva para otra ocasión.... ¿Acaso realmente les interesa exhibir cine mexicano o no es más que otro acto ventajoso de mercadotecnia para abarrotar salas de gente que consume lo que en verdad les deja dinero: la dulcería?


Foto: Beto Zúñiga (2005) (c)

Visto desde la distancia y fríamente, este tipo de esfuerzos resultan más como gotitas de misericordia que una verdadera ayuda sólida, que evidencie un compromiso de este sector con nuestro cine. Y lo considero de este tipo porque son ellos precisamente (los exhibidores, y por supuesto, los distribuidores) quienes arriesgan muy poco capital y quienes se quedan con gran porcentaje del ingreso de taquilla (alrededor del 75 al 90% del costo del boleto, según el contrato con cada productor). Considerando que la recuperación más fuerte de la inversión de una película se da en las semanas que permanece en cartelera, según su ciclo de vida, entonces en nuestro México los productores cada vez pierden más dinero y se ven aún lejanos los años en que puedan recuperar el costo total de la inversión (ya no digamos, obtener la parte de rentabilidad). Seamos sinceros, ¿cuánto tiempo permanece una cinta mexicana en cartelera? Son escasas las excepciones que perduran ahí más de tres semanas...
Por otra parte, aunque ya se hicieron algunas reformas fiscales para beneficiar la producción nacional (en concreto, el artículo 226 de la Ley del Impuesto sobre la Renta [ISR]) e incentivar la inversión en este medio, las condiciones de exhibición siguen descuidando al productor y sin garantizarle los espacios suficientes en sala. Otro aspecto que definitivamente está pendiente en la agenda política-económica y que se debería regular si un día nuestros vecinos del norte no lo permiten o los señores legisladores se lo proponen. Mientras estas condiciones no cambien, el cine mexicano seguirá ausente de la cartelera de las salas en territorio nacional y únicamente habrá que conformarnos con ir a comprar palomitas en El Día del Cine Mexicano que organizan Cinemark e IMCINE… claro, si un día llega a Morelia.

Pd. Película recomendada en cartelera: La Educación Prohibida
(The Fine Art of Love: Mine Ha-Ha, 2005) de John Irvin.
Pd. 2. No había ninguna mexicana para recomendar.
Pd. 3. Esperemos que haya pronto alguna buena.


Columna: Butaca Sinestésica RKO 281. Publicado el Domingo 23 de Septiembre de 2007. Suplemento Letras de Cambio, del periódico Cambio de Michoacán.

1 comentario:

Lata dijo...

Amigo... Pues... ¿qué le digo? Ojalá hubiera un Cinemark y con éste opciones de películas, ¿no crees?

El hecho de que la gente se acerque a ver películas de producción nacional es bueno, de cualquier forma que sea. Buenas, malas, feas, total, bien que se paga por ver churros gringos como todas las películas de miedo, o épicas, o de muchos robots... Tan malas unas como otras, ¿por qué discriminar nuestros churros? jajaja