martes, 16 de octubre de 2007

Órganos sexuales: XXY

Por: Alberto Zúñiga Rodríguez / betursus@yahoo.com.mx

La textura azul del grano permanece durante más de 80 minutos. A decir por la fotografía, es envidiable, con matices que bailan al compás del montaje y la delicada composición de cada cuadro (un verdadero lienzo fotográfico cadencioso). Ese azul nostálgico, ese azul oscuro y de grises que se entremezclan, el que denota tristeza y por qué no, lleva en su viento dijes de nostalgia y un mar de fondo que resuena en la brisa que escupe…
En el camino que circunda Piriápolis (Uruguay) viene en un coche Álvaro, adolescente, hijo de un cirujano plástico. En la cabaña a la que se dirige, lo espera otra adolescente, Alex (una admirable Inés Efrén). Ellos no se conocen pero sus padres son amigos de hace algunos años, aunque los de ella salieron huyendo de Buenos Aires y no precisamente por algún acto delictivo sino simplemente por la naturaleza de Alex.


Fotograma de la cinta XXY

Al primer encuentro, el flirteo es notorio entre los jóvenes. Alex ve con buenos ojos a Álvaro, quizá se ha enamorado, aunque él es feo y dientudo. Ella, que mira el mundo con unos ojos verdes pálidos de hermosura, es delgada y menor que él, quizá uno o dos años. Pero el padre de él (un perfecto médico engreído), no deja de mirar a Alex con ojos de morboso-científico. El que no soporta la visita de ellos (incluyendo la mamá de Álvaro) es el papá de Alex, que es biólogo y cuida tortugas. ¡Qué papel el del monstruo argentino Ricardo Darín!, el de Nueve Reynas, El hijo de la Novia, Luna de Avellaneda, entre muchas otras maestras de la cinematografía argentina actual.
Las madres de ellos, por su parte, no dejan de preocuparse por la guapa Alex. El misterio que la chica guarda comienza a inquietarnos. Seguro tiene alguna enfermedad, aunque han pasado 20 minutos y aún no lo sabemos. Permanecemos intrigados y el establecimiento de la acción nos conduce al momento en que Alex le pide a Álvaro que se acuesten juntos, que tengan relaciones. En otro recinto de la cabaña, los visitantes convencen a la mamá de Alex para que hable con su esposo. Es de vital importancia que se le intervenga, arguye el galeno.
A pesar del rechazo de Álvaro, la adolescente ha logrado cautivar su atención y lo seduce sin que él se de cuenta. Escenas más tarde, es el propio Álvaro quien corre desnudo por un camino boscoso y con un sentimiento profundo por Alex, pero también con miedo porque el padre de ella los ha sorprendido cuando ella le hacía el amor por la espalda. Cuando ella lo penetraba y él sin saber qué pensar, lo disfrutaba o descubría algo que iba más allá de los auriculares y su música con los que se refugia del mundo.


XXY es la cinta ganadora de la Semana Internacional de la Crítica 2007, ópera prima de una prometedora Lucía Puenzo, que nos acarrea por esta trama que involucra al espectador en una profunda reflexión sobre la difícil situación que atraviesan las personas que nacen con dos genitales, técnicamente conocidas como metahembras.
Sin concesiones en el tratamiento del tema y en su prodigiosa línea narrativa, la cinta entrelaza los inteligentes diálogos de los personajes (probablemente los más precisos, factibles y verosímiles que he visto en los últimos 5 años) con una sutil afrenta a nosotros como espectadores. ¿Qué tiene que hacer una persona XXY? ¿Decidir ser mujer, convertirse en hombre o convertirse en qué? Un discurso fílmico portentoso sobre la identidad sexual y la interminable búsqueda del orden moral, natural y la libertad de elección.
En XXY, la premura de la decisión se ve perturbada por la naturaleza que no se detiene en su crecimiento. El bello púbico, la barba y demás hormonas masculinas que persiguen a Alex naufragan a contra corriente y muy a su pesar de no tomar más medicamentos para impedirlo. En lo que refiere a su desenlace, se espera una decisión por demás maniqueísta, sin embargo, la resolución resulta asombrosa, digna de verse dos o tres veces y claro, descubrir todo lo que no se ha dicho aquí de esta cinta.



El monstruo argentino: Ricardo Darín.


Texto publicado el domingo 21 de Octubre de 2007, en la columna semanal de cine Butaca Sinestésica RKO 281, del suplemento de cultura Letras de Cambio, del periódico Cambio de Michoacán.

1 comentario:

Lata dijo...

Esta me gusta mucho mucho. Tanto la película como tu reseña :)
A esta cinta hay tantas lecturas que darle, tantos temas, tantos recovecos (como se escriba) que estudiar, que observar... Para mí las relaciones de los padres con sus hijos es fuerte, el respeto (or lack of...), la búsqueda de identidad y la libertad... ¿fuerte?