miércoles, 26 de diciembre de 2007

La última y nos vamos… ¿a dónde?



Por: Alberto Zúñiga Rodríguez / betursus@yahoo.com.mx

Mañana es el último día del 2007 y aguardaremos hasta el último segundo para despedir este año que ha albergado una gran cantidad de eventos fílmicos entrañables, decesos lamentables, películas que quedarán para la posteridad y conmemoraciones históricas que mantienen nuestro cinematógrafo neuronal vivo y trabajando.
Esta celebración es muy peculiar porque el año nuevo arroja sensaciones y temperamentos muy extraños en cada uno de nosotros, pareciera como si de un día a otro se abriera una nostálgica barrera espacio-temporal (con una típica luz incandescente que los separara), donde “todo” necesariamente tiene que cambiar o, al menos, contabilizarse o dividirse entre “lo bueno y lo malo”… De esta forma, el 31 de diciembre se convierte entonces en un punto final y el 1° de enero en la esperanza o la incertidumbre misma, como si nos enfrentáramos a un acto de magia o una situación limítrofe que colinda con el fin de la vida o el inicio de la misma… Bajo este esquema mental de autosugestión (anual) nos enfocamos en crear metas y propósitos nuevos, solicitamos mejores películas, anhelamos mejores empleos y menos impuestos que pagar. Insisto, como si todo ocurriera al azar o deviniera a causa de situaciones de naturaleza extraña. Olvidamos que se trata de un día más.
El año nuevo, por consecuencia, es una especie de parte aguas o el instante de reflexión que para en seco nuestro automatismo cotidiano. Pero más allá de esa introspección personal, es un buen pretexto para reencontrarnos con nuestra familia, para recordar a los ausentes y compartir la mesa o por qué no, ver una movie. Digamos pues que el 31 de diciembre es una forma simbólica de detener el continium de la vida...
Así el 2007 (es decir, mañana a las 11:59, como cualquier otro día) se llevará consigo el año del centenario del nacimiento de Frida Kahlo, los cincuenta años en que la tierra se tragó la voz de Pedro Infante, o el día en que Diego Rivera colgó su pincel para siempre…
Ese último segundo de este año sepultará también el 40° aniversario del condenable asesinato de Ernesto “Che” Guevara y la muerte de la sex simbol Jayne Mansfield (la que en 1963 se atrevió a desnudarse completamente en Promises! Promises! de King Donovan)… Y si seguimos contabilizando lo que este año dejará atrás, también aparecerán a cuadro los 30 años del lanzamiento en salas de Star Wars (que en su momento celebramos desde esta butaca) y la cinta ícono de la música disco, Saturday Night Fever (John Badham), que se empeñó en reflejar a la juventud neoliberal de los setentas que buscaba el fin de semana para desahogar o ahogar su hastío y frustraciones (nada distante a nuestros días). Hace 30 años igualmente la ópera perdió a su voz consentida, María Callas, y que “el rey” Elvis Presley dejó a sus súbditos. Pero lo que sin duda alguna nos atañe al presente de los amantes del séptimo arte y ya hoy es pasado, son las dos vidas de directores célebres que el 2007 nos ha arrancado definitivamente y en el mismo día: el italiano Michelangelo Antonioni (Blow Up, Desierto Rojo, Zabriskie Point) y el maestro de maestros, el sueco Igmar Bergman (Persona, La Flauta Mágica, Sonata de Otoño, Gritos y Susurros, Fanny y Alexander). Que en paz descansen.



(El gran maestro Ernst Igmar Bergman, fallecido en este 2007. QnPD, Comandante en Jefe)

El fin de año o dejar atrás 365 días representa la nostalgia por la vida misma, como en la cinta que su servidor considera la mejor de este dos mil siete, 4 meses, 3 semanas y 2 días (4 luni, 3 saptamani si 2 zile) del rumano Cristian Mungiu; o lo que hemos dejado de ser y nos hemos perdido de vivir, como le sucede a Laura (Belén Rueda) en El Orfanato, producida por Guillermo del Toro y dirigida por Juan Antonio Bayona; las canas en el pelo de un padre agobiado (Ricardo Darín) por la ambigüedad genital que sufre su hij@ Alex, en XXY de la brutal directora argentina Lucía Puenzo; la esperanza de un futuro promisorio en cartelera, comandado por Luz Silenciosa de Carlos Reygadas, seguido por No Country For Old Man de los hermanos Cohen y escoltado por Into the Wild de Sean Penn; los regresos de los grandes con Inland Empire de David Lynch y Sweeney Todd, el Barbero Demoniaco de la Calle Fleet de Tim Burton; la simpatía de una rata chef en Ratatouille de Brad Bird o el suspenso de un asesino serial como David Fincher lo rebeló en Zodiac; lo desconocido de un Julian Schnabel en La Scaphandre et le Papillon o la complicidad de la amistad en Reing Over Me, con un sorprendente Adam Sandler dirigido por Mike Binder; lo jodido del sistema de salud norteamericano documentado en Sicko por el polémico Michael Moore, contrastándolo con lo efectivo de la salud pública en un país como Cuba o sus otros vecinos, Canadá; lo que nos queda de tarea: El Asesinato de Jesse James por el Cobarde Robert Ford de Andrew Dominio… En fin, este 2007 fue para ustedes lo que hayan decidido para él y el 2008 será lo que se propongan, pero recuerden que nada es gratuito, ni por gracia de ningún divino. Así que, a luchar contra nuestros miedos para alcanzar nuestras metas, disfrutar de la vida y sigamos viendo mucho cinema ad finitum. Bienvenido seas 2008.


Texto publicado el domingo 30 de Diciembre de 2007, en la columna semanal de cine Butaca Sinestésica RKO 281, del suplemento de cultura Letras de Cambio, del periódico Cambio de Michoacán.

1 comentario:

Lata dijo...

amigo, qué bueno post. Hay muchas pelis que no vi, pero que ya anoté (para que me las prestes, je).
Otra cosa que no dijiste: la inclusión de La Lata en Noches de Cine. jejeje.

Por cierto, ¿y tu texto para siriusfem? cof cof, dale, dale.