martes, 18 de marzo de 2008

Horton: un elefantito (insurrecto)

Por: Alberto Zúñiga Rodríguez



Las películas de dibujos animados que han salido al mercado en estos últimos tres años, o mejor dicho, a las salas de cine de la capital michoacana contienen una temática clásica donde la lucha del bien contra el mal está presente, pero donde también se deriva una lectura de imágenes (y diálogos) con cuestiones relativas a la igualdad de derechos, a la crítica de la religión, las concepciones de vida de las personas y en general sobre el funcionamiento de la sociedad. No es que hayan quedado atrás las lindas o quasi-estúpidas hadas madrinas, reinas, príncipes o las fábulas de tiernos animales con las que muchos hemos crecido y que, por supuesto, nos han brindado lecciones vitales con olor a miel, sino al contrario, gracias a estos renovados personajes los espectadores ahora encontramos puntos de análisis más serios disfrazados de inocencia y, por consecuencia, la decodificación del mensaje implica un proceso más profundo de análisis. La prueba de ello son cintas como La Brújula Dorada (2007), Las Crónicas de Narnia (2005) o algunas más “subversivas” como la aparentemente inofensiva Horton y el Mundo de los Quien (Horton Hears a Who!, 2008). A esta última producción dedicaremos algunos párrafos el día de hoy desde esta butaca.
Basada en una historia de 1954 del mítico escritor Ted Geisel, mejor conocido por su pseudónimo, Dr. Seuss (El grinch, El gato en el sombrero), la línea argumental de Horton… se revela al espectador como una cuestión sin aparente sentido. Un elefante carismático de nombre homónimo al título de la cinta, por accidente escucha un grito que sale de una partícula. Sí, de una insignificante partícula posada sobre una flor. Situación que le permite al paquidermo cuestionarse si puede haber vida ahí dentro o todo un mundo poblado por personas microscópicas. Así que Horton, ante este sonido decide indagar y descubre que efectivamente hay toda una población que habita en el país o ciudad llamada Villa-Quien. Lo mejor de esta secuencia es que nuestro protagonista entabla comunicación con ellos por medio de su alcalde y de una forma casi accidental que vale la pena mejor ver que leer. Sin embargo, para la villana de la historia y jefa de la selva, la mamá cangura, el percatarse de que Horton habla con una partícula resulta aberrante y toda una amenaza para su comunidad, pero en especial para los niños, de quien Horton –cabe resaltar- es el magnánimo profesor. Si hacemos una pequeña pausa y echamos un vistazo a estas secuencias iniciales, nos daremos cuenta que los guionistas critican muy particularmente la visión antropocentrista que tenemos como sociedad y donde los niveles de intolerancia contra quienes rompen con el status quo cotidiano resultan indignantes. Pero lo que hace esta cuestión más enriquecedora es que en el mundo Quien también se le discrimina al diminuto alcalde, el cual tiene la sospecha de que algo puede estar mal en su mundo, contrario a los intereses de su sociedad que sólo tiene el objetivo manifiesto de festejar otro Quien-aniversario (no hay peor ciego que el que no quiere ver).
Lo que hace verdaderamente interesante esta película dirigida por los estudios de animación Blue Sky (La Era del Hielo 2002, Robots, 2005), además del excelente doblaje y los gráficos tan espectaculares, es todo el motor que mueve a Horton a luchar por poner en un lugar seguro a la población de Villa-Quien, lo cual le permite luchar contra el asedio del buitre que -por encargo de la mamá canguro- hará hasta lo imposible por destruir la partícula. Aunque en este género el final es evidente, lo que no lo es tanto son las posibilidades de disertación inconciente que le legan a su gran público: los niños (y a los que no somos tan niños). A quienes afectamos sin darnos cuenta por obrar en su nombre. Nótese la actitud del bebé canguro, el hijo del alcalde estereotipado como un Emo y la combinación de gráficos tipo manga 2D con el 3D. Disfruten del inocente elefante y su lectura entrelíneas.

Texto publicado el domingo 23 de Marzo de 2008, en la columna antes semanal (ahora quincenal) de cine Butaca Sinestésica RKO 281, del suplemento de cultura Letras de Cambio, del periódico Cambio de Michoacán.

3 comentarios:

A dijo...

Justo hoy vi (again) monster house, y pensaba por que no tuvo exito si es tan buena...

llegue a la conclusion que no tiene una enseñanza moral/social/clara, eso y que es de terror
jo

no se si quiero ver la del elefante...pero la pintaste bien, quiza me anime :)

Besos chiquititos
A.

Anónimo dijo...

Sí, tienes razón A, aunque Monster House estuvo nominada al Oscar, su trascendencia se limita a una peli de terror de dibujos animados (aunque hay quien ya la cataloga como de pseudo-culto, ¿será?). Es una lástima que no se haya catapultado por sí sola, tenía posibilidades. Besos.

Lata dijo...

Ay manito, no la he visto. Pero suena interesante. Habrà que verla.
(por cierto, ¿què hacìas en esa sala tù?, je)